No puedo descubrirlo todo pensando y pensando.
Además me fastidia pensar tanto. Me es necesario darle paso a lo ilógico y
ponerme en aprietos. Me es urgente envalentonarme y desafiar, lo que no puedo
descifrar pensando.
Entrené casi medio año, sintiendo cada parte
de mi cuerpo. Algunas veces no lo entendía, pero lo entendía más que a los
eruditos (eso estaba claro). Y me busqué, me perdí, me encontré, me disfruté.
Así lo hice. Preparé mi mente y mi cuerpo con mis propias manos, fue casi
artesanal, como una obra de arte, como una música nueva que salía del alma, y
me fui a pelear con mi creatividad a cuestas. Me encantó. Sorprenderme.
Avanzar. Retroceder. Divertirme. Aburrirme. Desarmar todo y volver a empezar.
Construir. Cuidarme. Quererme. Así preparé mis 24 Horas en Rio de Janeiro.
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